¡Hoy
hemos dibujado a una niña!
Hoy 15 de octubre dedico estas líneas a mi hija.
Siempre supe que eras niña.
Siempre supe que me harías muy feliz.
—Acércate
hijo,
ven,
pon tu manito en mi vientre.
Aquí,
mira, aquí dentro está tu hermanita.
¿Vamos
a dibujarla tú y yo?
le
dije dándole un beso.
—¿Y
se puede mamá?
—¡Claro
que sí hijo!, ya verás.
Y
los dos llenos de alegría, fuimos trazando en aquel papel
lo
que nuestros corazones nos iban dictando.
Así,
lentamente y llenos de asombro,
fue
surgiendo ese rostro tan deseado
que
ya latía en mi interior.
—¿Cómo
crees que serán sus ojos? le pregunté.
—¡Muy
grandes mamá!
Y la
dibujé con grandes ojos,
donde
las abejas en su volar dejaban su miel.
—¿Y
su carita hijo?
—Será
como los tomatitos rojos y su boquita de fresa dulce.
—¿Y
su pelo?
—Mamá,
su pelo será como un río de arena,
así
es como me la imagino yo.
¡Cuánta
dulzura en esa carita inocente que me miraba llena de misterio!
—¡Mamá,
se está moviendo, mira, tócala!
parece
que nos escucha.
—Sí
hijo, seguro que nos escucha.
—¿Y
estará contenta?
—Muy
contenta.
—Y...¿Cómo
será su risa mamá?
—Su
risa será como el canto del ruiseñor.
—Pero
mamá, no quiero que llore,
—No
te preocupes, hijo.
¡Te
prometo que será muy feliz!
Y
así, conversando los dos muy bajito y con esa ternura
que
lo envolvía todo, la veíamos en nuestra mente
con
sus pasitos torpes acariciando el suelo.
El
tiempo iba pasando muy dulcemente.
En
nuestra fantasía, jugábamos a la “Rueda Rueda”
llenándonos
de pan y canela y cogidos de las manos
girábamos
los tres sin cesar, alrededor del viento,
de
las flores y junto al mago de Oz,
buscábamos
ese “arco iris que estaba tan lejos,
mucho
más allá de las nubes.”
Así
y sin darnos cuenta, comenzamos
a
embriagarnos con la miel de las abejas,
con
el sabor de los tomatitos,
de
las fresas, y llenos de regocijo
nos
bañábamos en el río de arena.
¡Cuánta
felicidad acumulada en ese instante mágico!
—Hijo,
ya hemos dibujado a tu hermanita.
—¿Será
así, Mamá?
¿Será
cómo yo?
Tengo
muchos deseos de verla, de tocarla,
saber
si de verdad se parece al dibujo y... a mí.
—Seguro
hijo, así será, sin dudas.
¿Te
gustó dibujar a tu hermanita?
—Mucho
mamá.
—Mi
niño, ya hemos terminado,
hoy
por fin, hemos visto como será nuestra pequeña niña.
Ven,
dame un abrazo. Ahora los tres estamos muy juntitos.
Mírala,
quiere que le des un besito.
-¿De
verdad?
-
¡Cómo los quiero hijo!
-¡Y
yo, mamá!
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