miércoles, 25 de agosto de 2021

LUIS FELIPE VIVANCO

 

 


 

Allegro

 

 


Termina la mañana como una calle en cuesta

que baja hacia las frondas naturales del Prado.

Y ese joven doloroso y urgente

¿quién sabe lo que quiere después de tanta música

padeciendo a la orilla de su criatura única?

Quiere que haya retamas en flor y ramas extendidas de castaño

dentro de sus moradas de angustia sin pecado.

Quiere que el insistente, curioso y solitario toro de las alturas

descienda hasta el origen de su felicidad sin mezcla de ocupaciones serias,

Quiere que le atraviese la bendición del agua más delgada

junto a un pétreo y bruñido acantilado de buitres

y que brille en secreto una red invisible de aciertos espirituales

entre los viejos puentes y los cerros bermejos con olivos.

Quiere que su ejercicio de estrellas desveladas

sea un olor creciendo de realidad de fuera.

Y al cabo de la racha de alegría invasora

quiere su ocio del campo y distancias andando...

 

(Pero también prefiere acudir a su cita de soledad y de retraso con la música

y seguir padeciendo a la orilla inhumana de su criatura única).

 

 

 

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