Las
palabras engañan
Las
palabras engañan – huyen
sólo
el canto se apodera del alma –
si
sin embargo no te pierdo
sé
mi falta y mi perdón.
Dejadme
como al niño la sabiduría,
como
al niño de los pueblos cantarines
de
las salas a las que quiero entrar
de
los titanes de las pródigas leyendas.
¡Mofaos
de mi suave trabajo!
Pero
primero debo admitir
que
entre sueños te he visto
y
desde el alma te llevo.
Versión
de José Manuel Recillas
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