el
organillero
y al
volver al conventillo
donde jamás entra el sol
bajo la luz de un farol
llora, llora el organillo.
una manta, ya sin brillo,
lo
cubre con tierno afán,
y parece el ademán
de cada harapo que cuelga,
o una bandera de huelga
o un brazo que pide pan…
No hay comentarios:
Publicar un comentario