veintidós
bondadosa
como un signo
a tu
espalda
escribo
una palabra
acariciándose
al caer
y
recuerdo tu pulcro
pulso
de respirar
tranquilamente
hermosa
condenada
como
una navaja
abriendo
el silencio
como
si de un pequeño fruto fuera
y
estrictamente
tu
corazón se acongoja
en
su misterio
orgánico
que se intimida
tu labio oscuro
mencionando
mi
propia historia
que
hace
distanciarte
como
una consigna
que
te salva arruinada
que
hierba crecerá
mientras
la noche
perfecciona
ingeniosamente
la soledad
de
lo embarcadores.
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