Navidad
del iniciado
La
noche de la estrella
no es como la noche de la luna.
Podemos
beber ante la luna
y, como aquel viejo maestro,
invitarla a danzar, danzar con ella,
que nuestras mangas, flotando
puedan barrer las montañas.
Solos, solísimos,
ya nos encontraremos en el Río de Plata de los Cielos.
En
la noche de la estrella, en cambio,
lo que podemos beber
sólo podemos beberlo del aire,
y escuchar,
la luz de la noche,
oír júbilo, oír.
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