Por
una sonrisa
Irina
entra con el rostro helado
enojada
se mueve bruscamente,
le
agradezco siempre
y
sin mirarme
sale
de la habitación.
Así
en la comida, igual en la cena.
Irina
no ve a quién tiene alrededor,
un
cocodrilo le come el estómago.
Leo
su nombre en la credencial,
como
hago con todos,
y
pregunto:
—¡Irina!
¡Qué bonito nombre! ¿Sabes qué significa?
—No
–y azota la puerta.
A la
hora de la comida le digo:
—Irina
significa paz, ¿lo sabías?
—No
–y azota la puerta.
A la
hora de cenar se me acaban las bromas,
el
cocodrilo de Irina es más fuerte que yo.
Y
entonces me pregunto,
qué
otro cocodrilo tendrá en el corazón.
—Irina,
¿quién te ha robado la sonrisa?
Ella
responde irritada:
—En
mi país soy maestra, acá limpio.
Para
consolarla le respondo:
—Yo
soy Psicoterapeuta Integrativo y hago trabajo agrícola, a veces pateo las
paredes, pero ¿qué más puedo hacer?
Nos
fumamos un cigarrillo juntos
Ella
desliza el celular y me enseña la foto de su hija;
de
pronto recupera el color, un milagro.
El
sentido regresa, en la limpieza, en el dolor, en la humillación de trabajar
hincados.
—Con
ella eres una buena maestra
Irina
finalmente sonríe.
—Sí,
con mi ángel sí.
Versión
de Hiram Barrios
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