martes, 24 de enero de 2023

CARLOS CALERO

 

 

 

Lo único que no baja a la tierra

 

 

Cuando a un cazador se le muere la mujer
entierra con ella sus senderos.
Entierra algo más que su soledad y Los Pirineos.
Bajan a la tierra su noche y las lunas.
Baja su casa de piedras.
Baja el silencio del bosque y los cascarones de la nieve.
Baja la sobrevivencia y la carne sin grasa y macerada.
Bajan el jarro de hierbas y las cabras.
Baja el milenario vértigo del deseo convertido en recuerdo.
Bajan los ojos de esa mujer masticados por los espejos.
Bajan los árboles tejidos por el agua dura
entre los troncos envejecidos.
Bajan las pieles despellejadas.
Bajan el carbón y el fuego
contra el lomo empinado de la nieve.
Bajan las osamentas congeladas de los animales cazados.
Bajan las sombras del frío
por los agujeros de la madrugada.
Cuando a un cazador se le muere la mujer,
lo único que no baja a la tierra
es el amor por ella que mata a los lobos.

 

 

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