lunes, 30 de enero de 2023

JUAN JOSÉ CASTRO MARTÍN

   

 

La raíz de la hondura

(G. P. Friedrich von Hardenberg, Novalis)

 


Extranjero en la vida, quise conocer el misterio
de lo viviente, donde lo oculto roza lo visible,
prolongarme en lo asombroso cuando la roca, el roble,
las orillas azules, los violentos deshielos, el relámpago súbito
se hacen himno,
……………………………………y montañas y espesuras ser pueden
sentido que engrandece el estremecimiento
de la incompleta alianza con las cosas.

Poco de mi niñez he conservado, sólo el rumor del aire
en los negros abetos, lo leve de los pájaros.
Mi juventud fue la incursión en las profundidades
de la tierra y de los nombres, la inacabable duda de ser hombre.
Busqué la luz en las simas,
…………………………………………………bajo la noche de los párpados
que sólo las raíces más extensas conocen.
…………………………………………………………………………………Aunque,
¿quién persigue la luz sin convertirse en sombra?
Vagabundas las ondas se separan sin tocar el arcano

de perderse en el curso de las aguas del Helme,
como en su trashumancia ignoran las estrellas
el caminar flotante de su asombro, en tanto mi mirada
por conocer fragmenta cuanto observa y en ello se consume.

La juventud nos da el dolor, del dolor queda el nombre
―los perfiles de Fánkelstein, las veladas en Grünnigen, los inviernos en Freiberg
que clama a los silencios como minas en que moramos.

¿Qué misterio palpita entre los seres como honda vibración?
Habitamos el mundo en el pasado, en la nostalgia
de ser propagación, en el impulso de estar en todo
aunque sólo nos quede la huidiza posesión de cada sílaba.

Nacemos para el éxtasis y el abismo, en él floto
hacia la noche inhóspita en lo cierto, ausente en lo absoluto,
sin otro paraíso que el recuerdo de la belleza
que hurtaron a la vida las palabras.


 

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