Arte
poética
Noche
a noche me interno en esta casa
de
corredores oscuros
donde
es preciso aguzar el ojo para no caer.
La
lluvia, como música, se despeña sobre mí
y de
tanto cantar lloro como una niña extraviada
en
mitad del bosque.
En
la alta noche crujen los postigos de mi casa,
es
el espíritu del árbol que ha despertado
reclamando
toda su savia.
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