Música para buenos salvajes
Mis
amigas escuchaban Ricky Martin.
Mis amigos escuchaban Luis Miguel.
Yo
escuchaba a los muertos
o a los derrotados.
Mamá
ponía Silvio a todo volumen.
Mamá ponía Jara a todo volumen.
Mamá ponía Serrat a todo volumen.
No
había compact disc para nosotros
pero gastábamos el tocadiscos
y el pasacasettes.
Cuando
los vecinos
se quejaban por ruidos molestos
ella les sacaba
su lengua Rolling Stone
y subía el volumen.
A
veces, sólo cambiaba el intérprete
Porque también había que escuchar a Patxi Andion,
a Aute y a Sabina.
Y nunca olvidar a Charly, a Fito y a Baglietto.
Nuestra
casa era un recital sin fin los fines de semana.
Las
buenas señoras,
de buenas familias,
buenos modales
y buenas costumbres
protestaban
y mamá les daba
una lección de Dylan a todo volumen
una lección de Baez a todo volumen
una lección de Brel a todo volumen.
Ya
de adolescente la incité a escuchar lo nuevo
pero ella se negaba.
Yo
le llevaba a los nuevos derrotados
a los nuevos románticos
a los nuevos visionarios.
Ismael,
Filio, Chaouen, Bergia, Varela
Ahora
los pone a todo volumen contra mi voluntad.
Las
buenas señoras, por supuesto
se quejan
y ella dice: Mi casa es chica
pero el corazón es grande
Sube
el volumen
Sube el sentimiento
La
música duele.
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