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Por
una poesía sin futuro
Entre
vecinas
ES muy largo el trabajo
y siempre se repite, sin vísperas de nada.
Por
la mañana cargas a tu espalda
con el peso del mundo
y todo tu saber es el dolor
del cuerpo en tus rodillas.
Pero
al irte a la cama,
esa sabiduría
de tu carne despierta a su verdad más honda:
al deseo absoluto de una vida infinita.
A
ti, que otra esperanza
te lleva en los instantes
robados a las horas
cautivas, discontinuas,
a
escribir en resguardos de la compra,
en reversos de sobres sueltos por la cocina
unas palabras que hablan de la nieve,
del sol sobre la nieve, y del mar,
en
viajes que no vuelven…, ¿qué te puede
prometer el mañana de los días?
De:
“Los verdaderos domingos de mi vida”
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