Espejos
en el barro
Labios
en la arena endurecida,
fría cuando marzo arranca tibio.
Dos, tres reservas de agua sucia
y otros tantos ojos lisos,
ignorados,
esperando.
Hierros
calcinados en la arena,
concentrados en pequeñas migraciones,
motas de materia transformada,
enseres inservibles,
cercenados,
esperando.
Labios
a la luz de días largos,
aunque no tanto como los de mayo o junio;
Pares que se extienden en la tierra
sin que nadie los sospeche,
provisorios,
esperando.
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