Antípoda
No
hay conjuros, Calibán. Sólo fruición
de batuque y candombe donde el lenguaje
refalosa y se contrae. Jamás se extingue.
Su
mar novela tempestad y vírgenes que preñan.
Conjuro
es aquello que se está por pronunciar.
No un legado simbólico que va en deriva por
las aguas del inconsciente colectivo.
Ella
espantó.
—
¿Eso es esdrújula o aguda?
La
novela resultábale profusa.
—
¿Dijo usted?
—
Sí, la realidad.)
Poesía
afuera, la piedra más dentro
de la marea que en el espigón.
Saliente entraña, y, a la vez,
hondura de caracol.
El
lenguaje, qué furor sobre el agua,
abluce el ser en el estar
hasta reemerger,
sismo de sonoridad,
trópico
y palabra.
De
nadie.
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