domingo, 9 de noviembre de 2025

RAFAEL SARAVIA

 

 


 

Esta revolución parece poca cosa. Tiene su grado de ruptura, su punto de inflamación convenientemente alimentado, pero le falta aderezo. Un par de soflamas bien traídas engordarían sustancialmente este cuerpo anoréxico de revolución. Porque esta revolución mía viene distraída. Gasta enfermedades ajenas a las revoluciones más sofisticadas, cojea de timidez, le falta candor y hambre de destrozo. Viene con aliento de fuego sí, pero uno de esos que acompaña, uno que se ha vuelto más lumbre y compañía íntima, nada parecido al corte flamígero de las espadas que Uriel utilizó para vigilar ese vergel impenetrable.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario