Iremos…
por cementerios, recordando a los muertos
aquellos momentos de sus vidas
que por no beberse el rocío ni la lluvia,
perdieron su existencia gota a gota.
“He sido derramado como aguas
y todos mis huesos se descoyuntaron;
mi corazón fue como cera derritiéndose
en medio de mis entrañas”.
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