XI
Los
cirujanos abrieron tu cabeza
y me
encontraron allí:
una
inflamación descomunal
de once
años de podredumbre.
Rompieron
tu cráneo
para
que yo pudiera salir caliente, dormida y fétida.
Así que
abrázame, porque he nacido, abraza a tu parásito.
Dame
una nalgada para que llore y tiemble de miedo y de placer,
acaricia
mi sexo anquilosado y luego termina de morirte.
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