El poeta da una vuelta al cielo
Surcan el bajo cielo de mi
casa multitud de pájaros: bajan a los muros o se ponen a hacer nada en los
árboles. Trotan sobre la hierba, pican el plátano de los cebaderos, vuelven al
aire y se esfuman. Algunos se extravían buscando la ruta de la bandada y otro
–como este– se estrella en el abismo de la ventana.
Un copetón alebrestado pegó
hace días contra el remate del muro, rozó en su caída los palos del arbusto y
dio pleno contra el piso. Lo miré: quiso embuchar aire abriendo el pico, pero
algo que no sé decir con palabras, lo impidió.
Pasado un día se hinchó de
agua; luego descuajó la entraña.
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