sábado, 27 de julio de 2019

IVÁN OÑATE





Biografía apócrifa de Borges

 a María Esther Vázquez



Madre
apiádate de Borges
el enamorado. Cuídalo
que no resbale. Tu niño está preso
de la peor de las cegueras,
esa que permite ver la luz
del otro lado, de todo
lado.

Luz que no pudieron sospechar
y peor
tocar las palabras.

Ayúdalo a vencer
los oscuros temores
que heredamos en la sangre y
esos otros,
más profundos y terribles,
que se esconden entre las páginas
de los libros.

Madre
consuélalo por la fatiga,
por el insensato propósito
de renunciar a ser Borges, aquel
en cuyos brazos
jamás desfalleció la mujer amada.

Anúnciale
que los materiales de un poeta
son la humillación y la angustia.
La convicción inexorable
de un destino desdichado.

Recuérdale
que conocerá la gloria. A su alrededor
se levantará un universo, un mundo
embellecido por su álgebra y por su fuego,
una ciudad
querida y detestada.

Una ciudad
donde millones de seres
tomarán el ascensor o el subterráneo
pero con la certeza
de haber perdido su destino.

Una ciudad
donde existe la única mujer. La única.
Y ella no lo ama.


De: “La nada sagrada”


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