No
quiero decir nada
I
En
la nada, todo pensamiento bueno se asusta y corre…
Corre
sin parar, sin mirar atrás por un instante,
Porque
allí todo es perverso.
En
la nada todo asusta… hasta las sombras de un mal recuerdo.
En la
nada, todo es absoluto,
Un
deseo impuro convierte la existencia en un infierno,
Y al
éxtasis se llega en lo oscuro de una mente sin pasión y sin sueños.
En
la nada, no hay algo mejor que la huida.
Allí
nadie habita porque en un respiro dejaría de existir.
Es
una carnicería de anhelos, que resuellan en su agonía.
En
la nada todo transcurre también como en la vida
De
los que asesinan su propio porvenir:
Cada
día se atestan fosas de virtudes y talentos
Y se
consumen, cual hoja de papel ardiendo, los segundos de cada hora.
II
Hoy
le pregunte a alguien, ¿qué está haciendo?
Y
sentí el sufrimiento de su espíritu confundido:
Como
osas, amado cuerpo mío, responder así.
—Nada,
he oído decir.
Cómo
que, nada, si también perder el tiempo es una acción.
De
ninguna forma puede describirse esa palabra
Más
bien es un absurdo que se tomasen el tiempo para definirla.
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