3
Figuras en la base de una crucifixión
(imitación
de bacon)
1
El
ojo es el límite del universo
pero
los párpados la línea central que lo dividen
en
la piel del gato sarcófago
las
calles con diluvio horizontal
mojan
los miembros amputados de una ciudad obscena
su
cinturón ramifica un bosque de objetos irreales
en
el caldero de la mente
la
locura es el principio de la forma
esta
noche verás caballos ebrios jinetes
como
manchas de tiza hundiéndose en lo gris
hasta
no ser
estrangula
todo resto de miedo
toda
tu humana perversidad
en
la esquina cóncava un buey invierte su cuerpo
bajo
el humus del agua su rostro con orejas de hombre
con
voz piedra de hombre
mastica
mis puros instintos animales
me
castra con la sombra de su desnudez
en
un sablazo de odio
para
crucificar una bestia
es
necesario que tu grito se ahogue entre sus muslos
hasta
que la sangre nos separe
2
Me
enseñas a dibujar esta ciudad desde tu abrazo zurdo
un
manojo de voces hierve en cada piedra
o en
el aleteo de una langosta verde
la
lluvia procrea murciélagos
sobre
nuestras cabezas
bajo
del árbol donde colgué de espaldas
tres
días en negro
bajo
de mi propia frente usurpada por la amnesia
gotas
de barro forman una imagen que se desdobla
más
allá de los pedregales
anularte
en la conciencia y en el tiempo
anularte
en el óxido sumergido en mi piel
como
una daga oblicua que propicia el placer de la venganza
o la
hecatombe
la
irrealidad me conduce a una jaula cautiva por domadores ciegos
en
el circo de nadie
hacia
la tierra que me otorga un cuerpo inhumano
un
rostro que incendia con pureza
el
agua mágica de tu nombre
3
Hacia
la tarde el fardo empieza a figurar desnudo
en
el abismo de su camisa de fuerza
lo
que ven los dientes se escribe con sangre
o
con el veneno que inyecta un suicida deforme
entre
mis venas iniciáticas
el
muro naranja me adiestra en la sustitución de tu presencia
en
otra funeraria ceremonia
de
insectos que zumban mi membrana
y la
disuelven
abro
el capullo mi rostro se despoja de identidad
ahora
la luz no es un alacrán moreno
como
ojo de pez
es
la materia que rasga pelusas terrenales
bajo
el vértice o la raíz del tronco primitivo
mi
cráneo ha virado hacia el anonimato
escupo
una mueca adherido a mi corteza sin ojos
a mi
esqueleto sin brazos
a lo
que me devora con rabia entre sus fauces
la
dualidad es el sentido de la forma
he
aprendido a convivir con el embrión que me fornica
que
me tiende sin miedo entre la grama
como
un bulto picoteado por pájaros o nubes
sin
reposo
desde
el pedestal de heno se yergue un cuello metálico
la
bestia renace invicta
por
tercera vez
De:
“El otro desierto”
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