Inmensidades
Todo
aquello que vivimos conmocionados graba inmenso su fogonazo en nosotros, como
inmensas quedaron las primeras visiones del niño. Pero nunca quiso un niño
volver en cuerpo al lugar de las visiones, sino desterrarse de él para que
permanezcan vivas, incorruptibles. Y como el niño, algo en nosotros, cuando
somos temblor irrepetible, quiere preservarnos. Y así huimos del hartazgo de
nuestros ojos, queremos vivir lo que el recuerdo nos dicta, embarcarnos en un
exilio contra la realidad geométrica del adulto, contra la vista que crece
empequeñeciendo. La mirada nostálgica es aniñar los ojos, volverlos diminutos
para que todo sea infinito en su recuerdo. Al calor lejano sólo ha de volverse
con la mirada desproporcionada del que fue feliz, protegiendo de nuestros ojos
crecientes aquello que pudo ser pequeño y ha de ser colosal en la memoria de
los ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario