martes, 23 de agosto de 2022

JHAVIER ROMERO

  

 

Carta 1.

(El Carpintero)


 

Alessandra, está amaneciendo. Ya el pájaro de pecho rojo

y el pájaro de pecho amarillo ocupan el lugar preciso

que tendrán en la foto que habré de enviarte

cuando acabe de escribir esta carta.

Sí, así es, gaviota dispersa, te estoy escribiendo a mano, sé que ahora sonríes,

sé que ahora acercas tus dedos de tiza a los palitos de mis letras,

sé que te gusta imaginarme frente a mi cuaderno,

como a un escultor que graba en un lenguaje de monstruos

las palabras más tiernas de la Tierra.

 

Del Carpintero no podré enviarte más indicio

que el de un reloj vehemente que arroja sus latidos en el frío.

La niebla cubre por entero el cerro

y su respiración turquesa sobrevuela el guayacán

en cuyo tronco el ave llama sin descanso a la puerta del insecto.

Las gallinas cacarean la música final de nuestros días,

mientras intentan proteger a los pollitos de aquel pulso

que confunden con la lluvia.

 

El pechiamarillo levanta el vuelo, la sangre de toro lo persigue,

en la ingravidez podrían ser una fruta abierta que se precipita desde el cielo

o la sombra de un tucán

que cruza veloz entre los árboles.

 

Ya no hay foto,

aún no termino de escribir este recuerdo,

la llovizna se ha dejado morir sobre la hierba,

mientras continúa para siempre 

el repicar del reloj del fin del mundo.

  

De: “Las Cartas de la extinción”.

 

 

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