Tus ojos al otro lado de la noche
A mi hermano Manuel A. Ortiz
Un
resplandor de muerte
una grieta de tu corazón quiere apagar tu vida.
Un respirar pausado
y un leve movimiento de pulmones
nos indica que sigues vivo.
Pero tus ojos, continúan al otro lado de la noche.
El
día espera a que regresen tus manos
esas mismas que en la infancia
amasaron el pan junto a la abuela.
Hermano
hemos llevado desde siempre
en el lomo
ese peso duro de la muerte
hago una plegaría para que su hoz no te alcance.
Tubos
en la garganta,
agujas pinchando tu carne
parecen que ya no hacen nada.
La vida ha dejado de ser
lámpara de aceite en los caminos
ahora, árbol de hojas que se marchitan
moneda que se tira a suerte.
Hermano,
te hablo al oído
abre los ojos,
nuestra madre te espera
respira
respira
respira
que aún no es tarde para reiniciar la vida.
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