Retrato
de mujer
En
tu boca tiembla un pájaro tirado a lo sediento. En tus dedos, templos altos de
luz andan despiertos. Habla con tu voz aquel ángel seducido por una magia, un
cuerpo, un vocablo insospechado. Nada por tus párpados un pez bello y fugaz y
en la negra chorrera de tu cabello tieso, un celaje de carne con alas suena y
brilla. No mis ojos te dibujan, no mi trazo maculado. No mi arte la perfila; es
el agua desbordante que me asalta con mirarte, untadas por imanes lascivos
ambas manos, y no importa que estés muda porque hablas con tocarme. Hay entre
tus pechos matices imposibles, bosques y bahías, cañaverales limpios, mojadas
poblaciones, algas finas, robles, yerba. Me asomo al intocable destello de tus
manos y temo que mirándome se desnude tu voz, y como San Francisco de Asís
hable a las aves, y se descalce y pese mucho menos que el aire. Mujer que lleva
entera una bestia por ternura. Mujer que me desalmas con tan sólo nombrarme;
mas no importa si estás muda porque cantas cuando miras. En tu vientre acuna un
mar con veleros erguidos, en tu pelo un surtidor de la noche se desgrana, en tu
boca de nubes y pájaros me pierdo, y no importa si estás muda porque cantas
cuando amas.
De: “Deus
ex machina”
No hay comentarios:
Publicar un comentario