Insultantes
A Pedro Vergés
Et je voguais, lorsque ´a` travers mes liens rêles
De noyés descendaient dormir, a’ recoulons!
Rimbaud
Pero
el país del sol es nada más tormento,
Estertores,
chatarra y glorias olvidadas.
Mi
patria se detuvo en unas cuantas calles,
Polvo
cuaresmal de la infancia, aguaceros tremendos y animales domésticos,
Nombres
ya difusos que remolco hacia la nada.
Ella
me gritaba, la patria, no te marches,
Pero
soy del país del exilio eternizado,
Extranjero
a bordo de mis pies sin zapatos,
En
el idioma nuestro, en sus adagios,
En
las aberraciones de mis blancos ancestros,
En
la oración del ángelus, en las hojas y el fango
De
la sombra que a tientas levantaba mi carne.
Ella
me gritaba, la patria, no me dejes,
Pero
soy del país de los que no se retornan,
Estirpe
insufrible que al mar se arroja triste
Y
bajo la tormenta del cosmos doma fieras.
Soy
de una tórrida estación y abarco sueños,
Lo
fugaz del amor y el tajo permanente del filo del adiós.
Soy
habitante de tortuosos designios,
De
la fiebre, la carencia, el desatino, el duelo.
Pero
el país fue nada más aquello,
Estertores,
guaracha, batallas santiguadas en manos de la suerte,
Estercolada
sangre que nunca más retoña.
Ninguna
otra sustancia pudo labrar mi surco ni apoyar mi pisada,
Porque
del país del exilio perpetuo voy llegando
Y
del país de los que nunca retornan quiero ser.
De: “Lengua
de paraíso”
No hay comentarios:
Publicar un comentario