viernes, 5 de agosto de 2022

JOSÉ HOMERO

 

 

Tarde

 

 

La trama de alambre estaba rota

por la parte que se fija al suelo

levantándola hasta mi cintura

me deslicé con el niño de seis años rumbo al lago.

Nos encuclillamos en el pasto

justo en el declive

él delante mío

yo asiendo sus manos

El día era azul y el viento abrasaba las hojas de los arces por los bordes

Dijo entonces

Y cuando tenga cien años y me muera, ¿los lagos seguirán viviendo?

Sí, Ezra, los lagos seguirán aquí 

¿Y los árboles?

Los árboles también y las rocas y las estrellas

¿Y cuándo volveré a vivir?

No se vuelve

Y si me muero, ¿ya no caminaré nunca?

No

hijo

¿Y no puedo nacer otra vez?

No

El agua centelleaba como fragua

Estreché la tibia cabeza contra mis hombros

Bajo mis párpados ardía la tarde

 

 

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