Caricia
nueva, puro movimiento,
beso
de plenitud sin tempestad.
Así, en total silencio,
sin que dos sombras se hallen al azar,
sin que una bestia turbe el embeleso
te estoy besando dice un labio real
que nos sale a la piel sin un acento.
Estoy en ti, grita una calma audaz.
Fieles, al fin. Sin nadie en nuestro lecho.
sin algo que sea nadie y sin cesar,
intactos otra vez y en el encuentro.
Reencarnación de vida virginal.
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