lunes, 16 de enero de 2023

JULIA SANTIBÁÑEZ


 

500 kilos 

…pasé la mano, sin malicia,
por el lomo de la vida.
Díos mío, qué brutal quemadura.
Enriqueta Ochoa

 

 

Alguna vez me creí

con la solvencia de matar

por mis sobrinos, mi madre

o un amorío nebuloso.

Pero sólo vale el verbo matar

si comprometes cada hueso

en estallar el chisguete pegajoso.

 

Esto es otra cosa.

Y no hago propaganda.

Aquí soy una bestia que bufa al sol

desde ojos renegridos.

No dudaría de veras no

enterrar mi cornamenta

con su sombra

para acribillar el corazón

viva o muerta la sangre

horizontal

en surtidor o nadamente

y lo mismo tensaría por instinto

el cuello requemado

para abalanzarme una vez

—o las que hagan falta—

mis 500 kilos en juego

si algún necio te violenta el resorte.

Cómo no va a inquietarnos, hija,

este miocardio brusco

si frecuenta lo pavoroso

de un toro ciego.

 
 

 
 

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