El
canto del pájaro renacido
ha
de guiarnos hasta el relicario
y
con júbilo,
deslizando
cada cuenta entre sus alas,
ha
de invitarnos a cantar
“Cuando
fieros me invaden los malvados
para
comer mi carne,
mis
enemigos
resbalan
y sucumben”
De: “El almendro florido”
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