martes, 24 de octubre de 2023

AIDA TOLEDO

 

 


 

El brillo de los mangos a las cuatro de la mañana era un detalle detenido en la memoria.

Ella corría, se paraba y lamía aquellos frutos maduros que se abrían y goteaban enmielándole el sueño.

Besos que aún no ha olvidado, sabores que se repiten cada noche en el mismo y obscuro patio, donde un árbol aún extiende sus ramas.

 

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