De noche
Los
bordes de la noche
secan
mis huesos.
La
tenaz me absorbe
con
su negro sonido de sequedales
vastedad
silencio de voces perdidas
como
el barro cocido de tinaja
absorbe
la lluvia de mediodía.
Todas
las voces que gritan
o
susurran
quedan
flotando en la superficie de la noche.
Solo
el nuevo día las hunde
al
reposo de otros años.
Cuando
llegue el día de la batalla final
se
levantarán las voces enterradas en el tiempo
magulladas
por toda una era de espera.
La
mía entre ellas, aún diciendo:
¡Qué
cosa tremenda es ser cuando es de noche!
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