Amanecer
Acércate
a la ventana y sosiega tus voces con la bruma que emerge de los andenes.
Recuerda otros amaneceres cifrados por el descubrimiento de una verdad, en
medio del licor y el entusiasmo compartido con las almas amigas.
Y deja que sea solamente un recuerdo.
Sin llorarlo mira hacia afuera, hacia el otro lugar que tu ahora se esfuerza
por volver real y posible.
Allí
el sueño de anoche, sus voces, sus oleadas de persecución y sus breves
fragmentos de calma.
Su humedad, su martirizante dicha.
La
insana, loca pregunta.
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