Buscamos
el
olvido
aunque
quisiéramos decir un día
yo
estuve allí también en su sonrisa
y en
el costillar de la bestia que no ve
ni
el ahora ni el hoy de cada día.
«Vive
hoy»,
lo
dice el sol sobre las aguas,
sobre
las rocas del acantilado,
a
contrapelo del costillar y del auditorio
que
no puede dejar de ser un alguien;
vive
hoy, con un ojo en el ahora
y el
otro en la baraja de la coincidencia,
esa
mano negra que antes llamábamos destino
y
que ahora relegamos a caballo de carrusel
o a
la esfera del accidente.
No
se puede dejar de ser un alguien,
pero
se pueden abrir los dos ojos
y
hacer del baldío interior
un
jardín en donde se aprende
que
incluso las arpías aprenden su oficio,
o
que hasta el árbol más contorsionado
sigue
siendo árbol y habitante del bosque.
(non si può smettere di essere qualcuno)
De: “Este día, este momento”
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