Tres
fantasmas sin Navidad
El
fantasma del pasado
Una
de todas las mujeres que he sido
me
esperaba en casa
hace
algunas noches
como
un pariente lejano e indeseable
que
pareciera reconocer cierto derecho
sobre
los espacios que ha habitado
Con
una familiaridad amenazante
se
acomodó en silencio frente a mí
y
después de observarlo todo
empezó
a desempacar
con
las manos sucias
los
miedos / las dudas /el caos
todo
eso que habíamos dejado enterrado
la
última noche que la vi
No
quise preguntarle cómo estaba
la
conozco demasiado bien
Permanecí
en silencio /viéndola con angustia
esperando
que dijera
qué
la traía de regreso / dónde estuvo
qué
sucedió con lo que habíamos comprendido
cuándo
pensaba marcharse
Y
pasé varios días tratando de encontrar
las
palabras para explicarle
que
no vuelve la piel que abandonamos
y
que se desintegra con el viento
a
menos que no sea piel
que
no se vuelve a lo que uno fue
como
quien despierta por un mal movimiento
a
menos que ella sea lo que niego
y
sigo siendo
la
que me acecha cada vez que se mueve el sol
Entonces
una noche al volver a la casa
revuelta
por su presencia
la
obligué a levantarse / le serví agua
le
encendí una vela / me senté a escribirle
Le
pregunté por las otras / si las había visto en el camino
Si
pensaba volver la que se largó porque un día
cuando
se creyó a salvo
descubrió
a la ternura agonizando entre sus brazos
Y
cuando levanté la vista ya no estaba
solo
bailaba una columna de humo
trazando
momentáneamente un camino
que
se iba perdiendo de vuelta en la nada.
De:
“Amor maduro busca”
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