jueves, 24 de enero de 2019

JORGE DÁVILA VÁZQUEZ





Hora 29



A veces te recuerdo
con el asombro
que contemplaste
un loto en los jardines
de aquel palacio florentino
convertido en albergue

A veces vuelvo a mirar tu rostro
frente a las catedrales
góticas

A veces retorna tu estupor
ante la música escuchada
en un teatro inmenso
y lejano
perdido entre la bruma
del recuerdo
de una ciudad
con su medialuna de mar
entre las casas.

A veces cuando azotan
mistrales a mis velas
y caen a lo lejos arboledas enteras
tu rostro de Granada
fascinado
regresa
y te siento
remota,
pero también más cerca,
íntimamente amada
piel a piel
sueño a sueño

A veces
no retornan
ni tu voz,
ni tus manos,
todo vaga en remotas aldeas
de infortunio,
todo es piedra de olvido
y raíz de tiniebla,
sólo me queda entonces tu rostro desvaído
ante la luz asida
por los impresionistas
o tu voz en la noche helada
de un febrero en que todas las aguas
cantaron
como un coro
de sirenas de plata. 


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