Ninguna tarde azul
No
existe ninguna tarde azul de verano. Aquí todo es opaco, o hay mucho sol, en
todo caso nuestras tardes son amarillentas. Hoy en la madrugada a las 2
con 30 para ser exacta, frente a la casa se escucharon 8 balazos. Jorge dice
que fue de una 38, quizá en la entrada del bloque, pero yo los escuché más
cerca, casi en mis oídos. Estaba adormitada y tuve que despertarme a ver qué
sucedía, me asomé a la ventana, pero el callejón estaba completamente vacío y
sin ruido; excepto por el eco de las balas reventándose a mitad de la
madrugada. Después no pude dormir. Lyure se levantó llorando, asustada,
alzando los brazos, como pidiendo que la cargara. Toda la noche había sido
rara, sin más movimiento que el que nosotros mismos dábamos. Parecía lúgubre,
como si la noche toda quisiera desaparecer por completo. O volverse una
estrella distante para todos.
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