"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 31 de enero de 2023
JUAN JOSÉ CASTRO MARTÍN
De
este dolor de ser temblor y barro
resta
la cicatriz que las palabras
en el letargo de las cosas abren,
como un silencio que poblara el bosque.
Extranjero
en tu voz a veces, vibras
alejado en el curso disonante del mundo
y de aliento en aliento intruso existes
para que un cuerpo siempre se estremezca.
Árboles
vagabundos en un sueño albergamos,
savias cobrando el signo de su forma
que hondas dicen gramáticas de raíces y nubes.
En la parte más sola de nosotros conversan
la
intemperie y las hojas. Mientras hablan,
conocen qué alfabeto de estrellas es la noche.
Por el silencio viene el hombre y funda
en huellas de quietud bosques errantes.
De: “El bosque errante”
PATRICIA GUZMÁN
(Escucho
a Borges citar al místico persa al-Kubra
quien celebra haber recibido de Dios
el lenguaje de los pájaros
«La alabanza a Dios, que nos enseñó el lenguaje de los pájaros»)
Lenguaje
que se traduce en un favor manifiesto
no en una celebración primaveral,
sí en una exaltación de las ramas secas que no se mueven
e irisadas de respeto convocan a mirar el árbol beatificado
por la presencia de la Virgen
Así,
algunos pájaros celebran exaltados la unión transformante
Y,
otros pájaros el amor embriagado
Y,
otros pájaros nostálgicos por la rosa,
…………….con el alma ansiosa por la Belleza divina
Diríase
que he hallado un jardín sobrenatural…… y sintiendo……un aire vivificador
me alcanza
el canto desconsolado de un ruiseñor
Siento
el llamado de una voz triste y desgarradora,
en lo alto del árbol de las ramas secas
Es la voz de la afligida Filomena
—nombre dado por San Juan al ruiseñor quejoso—
la tórtola enamorada de Lope de Vega,
hasta convertir en alborozado cántico extático
su miserable canto dolido por desamor
Ese
dolido canto corroe el pecho de la diminuta Virgen
y abate al árbol de las ramas secas
De:
“La virgen del árbol seco”
CHRISTIAN DÍAZ YEPES
Me
ha tocado morir mil muertes
para encontrarte.
Me ha tocado bogar
atónito estas horas
que nos miran como niños en suspenso.
Vuelve esa ansia
y es gris en ráfagas y peñascos.
¿Por qué es más lo que digo que lo que llego a decir?
Has vuelto a preguntar y yo tan lejos que me voy
haciendo isla. ¿Será que torna
el tiempo de las preguntas,
tan dulce
como las lágrimas de quien no tiene nada que perder?
Ahora mismo
es el momento. Bajan las nubes.
Escribo
para convocar el vientre al que no puedo volver.
Mas otra vez la sequía,
esa espera
deviene en verso que arriba en tiempo justo.
Has vuelto y es fiesta.
Ya nos ven. En el rapto tantas cosas
pasan llenando los resquicios, las sombras tan allá,
La letra a medio escribir. La herida
como piedra al centro del pecho mana poesía.
La vida un día nos iba a compensar
haberla conquistado entre preguntas.
ISABEL TERESA GARCÍA
Alborada
invernal
Pisa
y descarna la tierra
le estalla los huesos.
Nadie
escucha.
Va
cantando el prodigio:
Venus
le estremece los ojos
surge de otras aguas
atrás quedan la habitación
y el vaho del sueño
ha
despertado sola
la noche ha colapsado.
MANUEL HERNÁNDEZ
después
de ti
ruedo
descalzo
por una senda
naranjas
aletean a mi lado
no
hay duendes
ni erizos
solo
una diosa y una esfinge
sonríen
nuestro
lugar
con el alma abierta
CARLOS CALERO
Última
deuda
Algunas
veces, memoria, te he desobedecido.
Por eso me has dicho: imposible, no tendrás autoridad para adularme; nos
engañaste. Imposible evadir el ojo de mi demonio, los subterfugios: la palabra
existe, personifica el eco donde persiste la memoria.
En el espacio de los dedos se produce el milagro. Truénalos, son tuyos,
poéticamente tuyos; pero también es nuestro dilema.
Tu corazón no te pertenece, es parte del fuego, tierra, agua, aire, magia,
igual a un espíritu y su paradoja.
Con el asedio del abismo invoco a Sísifo; invoco al demonio para taponarlo sin
desvelos.
No verás el reino, no será tuya mi sandalia, no vas a condenarnos. Nos has
dejado la poesía como último recurso de lo que se nos entregó como juez y parte
de lo heredado.
lunes, 30 de enero de 2023
CHRISTIAN DÍAZ YEPES
La
tierra promete como el primer llanto de un niño
por el vientre que lo arroja a la vida.
Grito que no calla,
…………………. calla todo asidero.
Y entonces abres tus ojos como surco.
Eres todo desierto, el anhelo de aquellas olas meciéndote.
El diario ha queda cerrado, las gaviotas escapan por la puerta de atrás.
Aprieta el estío.
Aprieta tu pecho contra el suyo y pide de beber.
Este anhelo te redimirá,
puerto de ramas abiertas,
cuanto más sediento te deje.
Tu llanto, tu canto,
te abrirán el camino
más allá, siempre más.
WHIGMAN MONTOYA DELER
La
cigüeña
Al poeta Luís Milán
En
la prisión Karosta: puertas del infierno
tras la puerta de aislamiento
tras la puerta de seguridad
tras la torre de guardia
tras el faro
tras el muelle y la costa rocosa
incluso más allá del mar
tras la puerta de nuestra casa, estás tú.
Ahora soy sólo un número desnudo, arbitrario
el ausente de tus cartas.
De cierto estoy en posición incómoda.
Escucho.
Todos me burlan el poeta
y me han dado a leer aquel libro: El Bloque
no creo que sea por cortesía
ni por lo de la Pena Capital (una patraña)
sino por castigo.
Hay mucho mío en ti
lo sé porque el faro ha anidado en la cigüeña
y es la luz que ves desde tu negra costa.
Yo dormía sobre el cemento frío
pero me he hecho nido con lo insufrible y continuo
más allá de los barrotes.
Más allá de las barreras, más acá de mí
hay sólo membrana en la conmoción irreversible del parto
y salgo con mi pedazo de ombligo seco en frasco
como quien lleva su porción de tierra.
Voces hiladas de la cuerda
justo en la salida de emergencia.
Hacia el exilio.
PATRICIA GUZMÁN
Hoy
amanecieron débiles los pájaros
Los ojos de amar no sé dónde los puse
Rezo santo
Rezo santo
Todo sigue oculto aunque lo vea
Hay una flor flotando en mi vaso
Voy a colocarle una piedra en la boca a cada muerto
(Para que no olviden el peso de vivir)
Los ojos de amar no sé dónde los puse
Aletargados están mis animales
A qué alzar los ojos
A qué salir al jardín
Cada espiga alta trae consigo su propia vanidad
Obsequio y rendimiento brindo
De: “Canto de oficio”
KHAI Q. NGUYEN
aquí
ahora
podríamos
beber
mientras leemos los versos de Cavafy
y hablamos sobre los personajes en
textos de los autores que te encantan
podríamos
disfrutarnos porque
no sabemos si viviremos después
mi cuerpo versus el tuyo, en el silencio
mi cuerpo un agujero negro de nada
tómame el néctar de virilidad
y dame la juventud divino tuyo
yo no sé si podríamos sobrevivir
en la soledad
cuando partamos en la mañana
mi amor, cuéntame tu dolor, tu melancolía, tu infancia
cuando respiro tu olor del sudor
para que mi nariz pueda recordarlo
como mi cabeza guarda tu imagen
en mi memoria
entre los murmullos de mi vida loca
un
día olvidaré tu nombre quizá
solo yo sé que
nosotros los maricones del coño
aquí ahora en el silencio vivimos
JUAN JOSÉ CASTRO MARTÍN
La
raíz de la hondura
(G. P. Friedrich von Hardenberg, Novalis)
Extranjero
en la vida, quise conocer el misterio
de lo viviente, donde lo oculto roza lo visible,
prolongarme en lo asombroso cuando la roca, el roble,
las orillas azules, los violentos deshielos, el relámpago súbito
se hacen himno,
……………………………………y montañas y espesuras ser pueden
sentido que engrandece el estremecimiento
de la incompleta alianza con las cosas.
Poco
de mi niñez he conservado, sólo el rumor del aire
en los negros abetos, lo leve de los pájaros.
Mi juventud fue la incursión en las profundidades
de la tierra y de los nombres, la inacabable duda de ser hombre.
Busqué la luz en las simas,
…………………………………………………bajo la noche de los párpados
que sólo las raíces más extensas conocen.
…………………………………………………………………………………Aunque,
¿quién persigue la luz sin convertirse en sombra?
Vagabundas las ondas se separan sin tocar el arcano
de
perderse en el curso de las aguas del Helme,
como en su trashumancia ignoran las estrellas
el caminar flotante de su asombro, en tanto mi mirada
por conocer fragmenta cuanto observa y en ello se consume.
La
juventud nos da el dolor, del dolor queda el nombre
―los perfiles de Fánkelstein, las veladas en Grünnigen, los inviernos en
Freiberg
que clama a los silencios como minas en que moramos.
¿Qué
misterio palpita entre los seres como honda vibración?
Habitamos el mundo en el pasado, en la nostalgia
de ser propagación, en el impulso de estar en todo
aunque sólo nos quede la huidiza posesión de cada sílaba.
Nacemos
para el éxtasis y el abismo, en él floto
hacia la noche inhóspita en lo cierto, ausente en lo absoluto,
sin otro paraíso que el recuerdo de la belleza
que hurtaron a la vida las palabras.
CARLOS CALERO
El
grillo
A la
hora del silencio, el grillo dice:
Nazca en mi mano su lenguaje con vino y penumbras.
Su voz se meta en el corazón de mis hijos
y me deje nostálgico, cuando el tiempo les herede
bajo los pies un barrio y mi vida.
El grillo no oculta su canto.
Lo escucho en los Beatles o los pisos musicales
que golpean los dedos de Beethoven.
Mis hijos han crecido, hasta entonces,
con dos grillos secretos en sus bolsillos y los sacan, únicamente,
para dedicarme sus pensamientos o el retrato de los recuerdos.
Cuando ellos van alejándose, de lo que estuvo en la sala y la nostalgia,
el grillo los ve grandes en la distancia y me narra cómo han pasado los años
con una ventana y los adioses que no son para siempre,
o indican el peso amoroso de esos hijos en mis hombros.
El grillo yace en la mesa blanca.
He construido una diminuta estatua de aire
para que cuando despierte, en un acetato de Pavarotti,
crea que todavía canta, canta y canta.
domingo, 29 de enero de 2023
NUNO JÚDICE
La
mañana del poema
Lleno
de palabras el vaso del poema,
lo lleno hasta que se desborda: y veo cómo caen
sílabas, vocales, consonantes, al piso
del olvido. Lo que resta en el vaso, sin embargo,
es lo esencial: ese zumo de música y de
sensaciones que envuelve la memoria, limpiándola
de tristeza y de melancolía. En su centro,
tu rostro cristaliza un vocabulario
henchido por el viento del deseo; y las múltiples
manos de la frase esparcen tus cabellos
hacia uno y otro lado del vidrio, rasgando
el cielo en un relámpago de párpados.
Poso
tu cuerpo en este vaso. Te veo
desde su transparencia, entre
los dedos del horizonte que el fondo de tus
ojos esconde en un suspiro de niebla. Libro
tus senos del abrazo de la noche, y los cubro
con la luz más pura del invierno, en una caricia
de sol frío, vistiéndote con su
lino matinal. Por último, planto tu amor en la tierra
de la estrofa; y lo miro florecer en esa
madrugada en que despiertas con
todas las aves del mundo.
Versión
de Blanca Luz Pulido
MARTA JAZMÍN GARCÍA
En
suspenso
Hay
una cierta gradación
en los lamentos.
Como
un cuerpo
que es más pesado o
una ausencia más hueca.
Se
habla incluso
de fechas específicas:
nacimiento
espesor
caducidad
muerte prematura.
La
memoria es una cercanía en suspenso
que sonríe sus tristes anaqueles.
No
sabemos el peso del dolor
hasta que un día
no pesa.
CHRISTIANE DIMITRIADES
Cuando nos encaprichamos con causas perdidas llegamos a
pensar que todas lo son, y no nos equivocamos completamente.
Emil Cioran
El
cuarto jugador no habla, es el otro, mi par.
Siempre del lado opuesto de un puente tendido
entre los dos, lee, escruta el destino de mi mano
y de las líneas ocultas en su interior, trazadas
por la impericia de algún dios.
RODOLFO HÄSLER
El
trayecto es fulminante,
pronostica
no se sabe cuánto asombro,
deja
un costurón a la vista —
en
un taxi, muriendo la tarde,
atravieso
un paisaje reconocible,
olivos
mochos,
ropa
tendida en las solanas,
tintineo
de cucharillas en los cafés,
chirriar
de llantas, luces amarillas,
desata
la palabra viento,
las
piedras son blancas.
ALEYDA QUEVEDO ROJAS
El
amor es un extraño culto
Como
un oficio sagrado
recojo las piedras de tu cuerpo
para echarlas al destino
sin saber
que no hay
tú ni yo
en la batalla de babel
donde los cuerpos
son aguijones candentes
que se hunden
hasta las más íntimas emociones
multiplicándonos
en fósforos y partículas
que mueven el paraíso
Amarse, gruta
de falsos paraísos
devorando nuestro tiempo
Amor provisional
atravesado por balas
de la tarde,
sobresalto del deseo
Oficio
sagrado
ese del desamor.
De: “Huesos de pescado”
AMARÚ VANEGAS
Álbum
Volví
a
las calles niñas,
pasé extranjera en un auto a 40 km por hora,
las veredas parecían fotos desteñidas.
Vi
más pequeña la avenida donde por primera vez
me llegó la menstruación. En esas calles
besé la primera vez
y lloré la primera despedida.
Todavía
existen
el camino de piedra que lleva al colegio y
el árbol cargado de mandarinas engañosas,
ácidas hasta el llanto.
Lo
más complejo es el filo de la montaña
donde caminé con mi padre los sábados de mi infancia.
A ese lo vi con ojos nuevos, no los míos de entonces,
no los de ahora.
Tal
vez, hoy decida saltar al barranco
y terminar la historia. Así es como una detonación.
sábado, 28 de enero de 2023
ISABEL TERESA GARCÍA
Afterparty
a
carcajadas
se habían marchado
dejando los paraguas
y las horas en suspenso
a
pesar del diluvio
con
el cuerpo zurcido de adioses
comenzamos a nombrar lo invisible
relatábamos
el mundo
la
luz se hacía en nuestros ojos
a fuerza de mirar
la noche
CARLOS CALERO
Animal azul en lo invisible
Aquí
nos ve el animal azul desde lo invisible.
No
sé si podré asistir a una galería con vocación de soledad y vestido de samurai.
Sobre
un caballo Pegaso bajan legiones de gárgolas hambrientas. Arrasan todo menos
tus ojos y mi espada de dos mil filos.
El
cielo de las bestias es un océano. Estrellas y colinas son de Van Gogh. Ondula
el gran mundo azul. La fuerza de una pared sostiene el lienzo del apocalipsis;
sostiene los frutos oportunos de la tierra, una memoria hacinada de palomas
blancas y caracoles.
En
esta galería la osamenta de William se aproxima a la de Keats y deja versos
para abrir los rostros pálidos de quienes se emocionan y los veneran entre
cuadros y bombillos cálidos. Todo se resume a que, esta mañana, nuestro
universo ríe dentro del reino de una calavera.
De la antología: “No basta fingir o
imaginar que somos tigres”
CHING-FA WU
Llamando a la puerta
Olvidando
que mi madre había fallecido-
como de costumbre,
llamé a su puerta.
«¿Estás
bien, mamá?
sí, lo estoy.
No sientes ningún dolor, ¿verdad?
no, hijo mío, no».
Me
quedé allí, respondiendo a mis propias preguntas.
Versión de Mariela Cordero
JORGE PALMA
“hay por hacer un
poema sobre un pájaro
que no tiene más que un ala”
Guillaume
Apollinaire
Blues
del pájaro sin alas
Hay
por hacer un poema sobre un pájaro
que no tiene más que un ala, decía
Guillaume, el acrobático Apollinaire,
nuestro hermano mayor, herido en la cabeza
por la triste gracia de un obús.
Hay
que hacer un poema monotemático
sobre un pájaro; decir por ejemplo:
“Hoy ha entrado a mi cuarto
por el costado izquierdo de la sin razón
un pájaro herido”
Hay
que hacer un poema que no tenga
más que un ala.
Sigue siendo pájaro,
como la mesa de tres patas
sigue siendo mesa,
y el perro mutilado,
sigue siendo perro.
Para
hacer un poema sobre un pájaro
que no tenga más que un ala
hay que empezar por creer
que es posible que un pájaro vuele
solo con un ala, es decir:
hay que inclinar la frente
hacia el lado derecho de la vida
donde canta el ruiseñor
y la luna duerme durante el día
en un garaje abandonado
de un suburbio.
Hay
que seguir creyendo
que los truenos son pesados muebles
que alguien mueve en el cielo.
Que la lluvia es agua
que salpican las cabelleras
de los ángeles.
Que basta con soplar el pecho
de una mujer, para que nazca
la primavera.
Un
insensato habría dicho:
“Cuidado con las ensoñaciones diurnas”
“De hacerle caso, iríamos todos
a la guerra”, agregó un hombre
con monóculo, que pasaba por
esa calle en su coche descapotable.
Hagamos
entonces un poema
sobre un pájaro
que no tenga más que un ala.
Y de un hombre
con una sola pierna
que escala catedrales.
Y de una mujer con un seno
que da de comer
a una multitud.
Hagamos
olas pequeñas que solas
entren todas en un bolsillo,
y guarden los truenos
en botellas de vino de aguja
y coloquen relámpagos
en frascos de mermelada,
para que los niños del barrio
los pongan al atardecer
encima de los muros.
Un
insensato volvió a decir:
“Cuidado con las ensoñaciones diurnas”
“Naturalmente”,
dijimos al unísono
al mirarnos con Apollinaire.
JULIA SANTIBÁÑEZ
Cajón de_sastre
Llevo
días y años de sostener
versos en la boca como alfileres;
de hilvanarme las horas con la hebra
delicada de un nombre de mujer
y acariciar entre las manos cintas
como historias sin cuerpo, deshiladas.
A veces soy paciente las arreglo
con zurcido y terneza, otras
las corta mi tijera inapelable.
Ayer
logré un bordado de admirancia.
Creí leer en él la agitación
el tremor del nudo a punto de soltarse.
Hoy me baja a las yemas de los dedos
la urgencia de encontrar un botón rojo:
quiero coserlo al centro de mi pecho
como una rudeza que arde y grita.
Yo
soy de oficio y gusto remendera
tozuda de mis versos
pobre de mis agujas.
SAÚL IBARGOYEN
viernes de silencio
Los
viernes a veces las palabras
se niegan a ser palabras:
así un funcionario que rechaza
firmar documentos no leídos
o un perro temeroso
de su propio ladrar hacia el viento
o aquel juntapapeles negándose
a tocar las urbanas basuras
o una novia agarrada a su calzón
la noche de su boda primera
o el torturador que no ejerce
la atrocidad de su oficio y solo descansa
o el joven que no es joven
porque envejece al suicidarse
o el autobús cansado de toser
que se derrumba
o la calle que no puede ser un río
de ricas espumas navegando
o la mano que toca tus labios
para ser la mano que sube a tu boca.
De: “Puro hueso”
viernes, 27 de enero de 2023
VERÓNICA ARANDA
Duermevela
En
una casa de desconocidos,
sobre
sacos de té,
soñar
con hilanderas,
pero guardar silencio.
De: “Humo
de té”
GOYA GUTIÉRREZ
El
agua y los tiempos
I
Anudarse al mástil de la corriente en curso
…………para sobrevivir………….como hizo Ulises
para que los deseos de aguas desenfrenadas
que pudieran tragarse tu casa y sus cimientos
no lleguen a inundar la azulada mirada
…………que aún sostiene tu mundo
Nadar con brazo firme dicen….la corriente
que te lleva………………y te susurrarán que avanzas
que eres libre porque sigues su cauce
sorteas los meandros….te hundes y remontas
sientes la tentación de vadear y quedarte en la orilla
perpleja o deslumbrada ante la ingente posibilidad
…………de su caudal
y la certeza de que hay historias que
como el vaso roto……………….derramado en esquirlas
…………ya nunca más se unen
Y algunas dejan sus causas archivadas:
las pequeñas muestras de carmín o de sangre
…………que.……al no poder fijarse…….se diluyen
Y la pareja de ánades que a veces te visitan
…………que tanto se parecen a los de hace dos días
ya son otros…………….como otras son las naves
.………..y otros los pasajeros
…………que atraviesan los cielos para desembocar
en la ciudad de tantos….como tantos los planes
…………y los miedos
y tantos los propósitos…………que la mujer
…………la anciana niña…………como en la antigüedad
con impiedad se hiciera……….con la loca del pueblo
quedaron reducidas a indefensas burbujas
en la red………………….de la frivolidad de un juego
que solo en apariencia…………puede llegar a ser inocuo
MARIANA BERNÁRDEZ
Milagro el reírse
y sentir el aire recorriendo las cavernas del cuerpo
Biendime que sólo es posible salvarse en los demás
Biendíceme en la cadencia del pensamiento
…………………………….que no necesita hilarse en voz
Bienpronúnciame que demasiado tremar es todo
…………………………….para quedarse aterido en la estrechez
y
nunca es demasiado ni suficiente
cuando se trata de palpitar en la vida
y
confieso
………..poco
humilde mantenerse en ella
………………………………………con
anhelo devorador.
IDA GRAMCKO
Pero
ahora no hay tiempo
Mientras
haya esta paz,
mientras
el beso clame por su reino
no
por nosotros, en clamor de hogar,
salvemos
esta luz sobre el incendio.
Pongamos
el candil bajo el cristal
No
más robo ni sed. Sólo provecho.
Un
beso; un grito azul de libertad.
MANUEL HERNÁNDEZ
papá
sueño
con ojos de otra mirada
fuera de este cuerpo
y esta noche caliente
te
veo como te recuerdo
en
una foto de 1982
jueves, 26 de enero de 2023
COROMOTO RENAUD
Tengo
fósiles en mis entrañas
caracoles marinos
en un tiempo me cubrió el océano
de mí nacen las quebradas
recojo las aguas
mis cuencos son los ríos
en
invierno
la neblina me cubre
y desciende a los bajos
dos cerros gemelos me distinguen de la serranía
he
visto aparearse toda clase de animales
amé los tigres
su insólita belleza
testigo
soy de este valle
vi de lejos llegar una máquina moderna
abría caminos
cicatrices polvorientas
empecinados
y bulliciosos hombres
como hormigas comenzaron
a desmalezar la tierra
ardieron mis laderas
JESÚS MONTOYA
A
medianoche
El
uniforme azul es valentía.
Se
distingue de cante cual gallo
en la oscurana, pero enseguida,
ni él mismo se basta: sobran
las mentadas metáforas.
El
uniforme azul es un gitano
con la boca chorreada de templos,
de reclamos, de recaídas
en la indumentaria.
Eternos
descendemos en él
entre pulsera y sandalia cual adagios.
El
pie y la muñeca se balancean;
es sabido: el cuerpo está ahí,
no siempre la mente, no siempre
la voz de pulpos comentarios,
de pulpos sedentarios no sé ya,
pero está, yace hasta el afuera
y se imagina su patio pata de elefante
plantado.
Vivirá.
FEDERICO PACANINS
Sopla
al espejo
lo convierte en pizarra.
Su dedo es tiza
que trasluce un secreto
borrado de inmediato
JESÚS ALBERTO LEÓN
Pasión
de aire
El
aire tiene envidia de lo quieto,
de la tierra y la piedra sobre todo.
Si fuera menos móvil, podría comprar su casa
y quizás reposar algunas veces,
como el agua del río que posee
el cauce, el lecho donde sostenerse.
Si en vez de andar lamiendo servilmente
las caras de los otros
tuviera rostro propio, no una máscara
ajustable a los ámbitos que ocupa,
pudiera sentir lágrimas cruzando
su sonrisa escondida en los espejos.
Si tuviera en el cuerpo algo palpable
y no esa transparencia migratoria
podría aferrarse a cierto amor espeso
en vez de andar quejándose, al volar,
de su única pasión, la libertad
De: “Habitar
el instante”
VERÓNICA ARANDA
A la
hora del té
dentro de un naranjal
a la hora del té,
como hiere la taza
cuando flotan recuerdos,
cuando solo nos resta
ir a buscar una hoja satinada
y declinar la invitación.
PEDRO LASTRA
A la
sombra de un sueño has regresado
A la
sombra de un sueño has regresado,
Eugenio amigo,
a visitarme,
a recordar historias perdidas y encontradas.
Hablamos largamente bajo un árbol
parecido a un samán.
Se oyó el canto de un pájaro:
—Ya ves, ya ves, dijiste,
aquí estamos muy bien acompañados.
De: “Transparencias”
miércoles, 25 de enero de 2023
ALEXIS ROMERO
Entretanto
entretanto
descanso y contemplo
lo
dijo
apenas colgó y repasó
las visitas del poeta a su casa
todas
las cuentas saldadas
ni ganancias ni pérdidas
sólo
respiraciones y restos
de los que una vez fueron agradecimientos
De:
“La inclinación”






