Radiografía
de la ausencia
Cuánto más grandes los hombres
más solos se quedan.
–
De una canción popular
Viejo
en tu ausencia el bueno de Dios se ha vuelto amigo. En los bares donde no
entras a beber, la silla que debes ocupar se llena con tu vacío; al que ofrezco
una cerveza que no bebe nunca. Entonces pido un cigarrillo que dejo encendido
hasta que por completo se lo fuma tu fantasma.
Ahora que recorro restaurantes, avenidas y duermo mal en hoteles de todas las
ciudades, ahora que cualquier mujer de esquina me ofrece algo más que su sexo
tibio y sus senos de candil, ahora que el corazón está hecho añicos necesito de
tu mano y tus palabras.
Papá, en las noches de embriaguez me hace falta tu voz ordenándome dormir. Dime
quién sabe de tu pasión por el fútbol y por las novelas de vaqueros. A quién
hace vibrar tu historia del carbonerito. Quién conoce tu secreto sobre el vuelo
del albatros.
Hoy que la vida vuelve a sonreír quiero saber qué neblinas respiras. Cuáles
gotas de sudor mojan tu sombra. Dónde apagas el último cigarrillo. Quiero saber
si todavía hueles la lluvia.
Es duro crecer sin ti, sin tu silbido en las mañanas cuando la cuchilla
atraviesa tu rostro y el ruido de tus zapatos me despierta. Aquí las calles de
mayo siguen solas, nadie cura mis heridas de juegos perdidos, nadie remienda
mis ojos al final de un amor. Camino solo, papá, y la noche me seduce de nuevo.
Mañana te habré olvidado otra vez.
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