Los
bares
el
peso del crepúsculo tiene esmaltados los
dientes
habla por sí solo
del velo que se escapa de los bares
del diálogo en las grietas de sus muros
de sus abismos en las retinas de las sirenas en
más de una ambulancia
del karaoke rompeolas que canta invicto sobre
los gritos unánimes
de ese humo vociferando nuestra breve
existencia
el peso de su hoguera hiere los cabellos con el
aire
el sudoroso aliento de todos los idiomas
en la bocanada de los cigarrillos
que muerden cada tempestad con el hielo
esos fríos girasoles que se mueven en la boca
en la tuya es un diluvio que huye
despacio
hasta desaparecer en cada arteria
nunca alumbró tus piernas con su lento
parpadeo
solo elaboró esa guillotina de luz para mis
cansados ojos
ese pulso de hiedra que cuelga sobre tus senos
de madrugada tensa
sobre esas catedrales de hierba
las marchitas almas en el grabado que jamás
concluí
Solo imaginas
la eterna angustia gélida de esas cremalleras
que tocan a tu puerta
para abrir el bautismal perfume de todos tus
desvelos
el crepúsculo parece una foto antigua
con el decoro lubricado del sexo en un poema.
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