domingo, 17 de marzo de 2013

ALEJANDRO CERDA






El leñador



Cada leñador
posee una oración
para derribar un árbol.
Sabe muy bien
que el hacha debe enterrarse
a la altura del misterio
desde donde crecen los árboles.
Sabe muy bien
que cada golpe,
con esa hacha,
en ese árbol
es un golpe dado a sí mismo.
Sabe muy bien
que en ese movimiento
debe esforzarse hasta el final
para ser un árbol,
y el árbol debe esforzarse
hasta el final para ser un hombre.
Cuando el árbol
es derrumbado finalmente
queda la pulsación en la mano
de esa caída
y muy en el fondo
el leñador sabe
que en el ciclo
de la vida y la muerte
un leñador siempre será un árbol
y un árbol siempre será un hombre.

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