miércoles, 21 de agosto de 2013

SALVADOR NOVO




La diestra mano sin querer se ha herido…



La diestra mano sin querer se ha herido
el berrendo del muro decorado,
y por primera vez tiene vendado
lo que antes tuvo nada más vendido.

Un suceso espantable es lo ocurrido;
descendió del andamio tan cansado,
que al granero se fue, soltó un mugido
y púsose a roncar aletargado.

Y una mosca inexperta e inocente,
aficionada a mierda y a pantano,
vino a revolotear sobre su frente.

Despertó de su sueño soberano
y al quererla aplastar —¡hado inclemente!—
se empitonó, la palma de la mano.


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