domingo, 17 de noviembre de 2013

VÍCTOR FOWLER CALZADA

  


Duele


Al tomarle la mano –sus venas gruesas igual a
caminos– reclama una genealogía; al recorrer tu
dolor o sus marcas. Quiere el trabajo para sí,
lo que hayas padecido cual si pudiese dividirlo
en sorbos que paladea durante días; los días
en los que es poseído por tu visión. Quiere el
páramo, el peso y la noche que atraviesas,
las huellas para sí. Quiere asimilar el desierto.
Pisarías ese cuerpo dejando heridas, corteza de
árboles, y él despejaría el camino para ti, cargaría
las piedras con igual suavidad que a niños al
quedar dormidos, pondría el agua en su pecho
y te protegería. Buscaría el centro, el aluvión,
la semilla que la mano siembra. La mano que
reparte los signos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario