La
jaula de oro
En
esta cárcel de mi joven vida
donde
cantando estoy porque mi llanto
la
blanda soledad no turbe tanto,
vivo
soñando una ilusión perdida.
Es
una jaula de doradas rejas
como
esas que aprisionan la sonora
inquietud
del ruiseñor cuando a la aurora
repite
el canto de sus dulces quejas.
¡Cuántas
veces también con ala herida,
en
vano intento de fugarse, mi alma
en
forzada quietud halló la calma... !
Sólo
a mi encierro acude a darme vida,
cuando
gimiendo estoy, con una mansa
caricias
de sus dedos, la Esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario