Debe usted saberlo
yo
nací lejos del umbral
desconozco,
así, su gesto
el
canto sereno
con
el que otros hablan
las
grandes palabras
que
a una se le ahuecan
como
pájaros mojados
en
la boca
durante
años he visto hombres
que
manejaban con premura el diccionario
y
conocían el sentido exacto
de
la palabra culpa
y
les bastaba
pero
a mí, que el vocablo se me enquista
y
me cava el pecho como un descendimiento
todo
me parece un vagar empedernido
por
el líquido articular del dígase amor propio
dígase
egoísmo
dígase
umbral eterno entre las cosas.
Yo
sólo busco callar el bisbiseo
alcanzar
la paz de lo rotundo
hacer
callar
al
maldito perro
de
la indefinición.
Y
todo porque
tener
un cuerpo limpio
requiere
hacer hogar de la virtud
y
no morar la periferia
y
de ahí este
quemar
con pavor los diccionarios
y
exigir conocer, no ya el sentido:
el
intervalo la linde
la
fina línea que separa
pongamos
el amor del egoísmo
y
su oscura simetría.
Mi
congoja no es más que una forma cauta de certeza.
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