sábado, 1 de febrero de 2014

BÁRBARA BUTRAGUEÑO





Debe usted saberlo
yo nací lejos del umbral
desconozco, así, su gesto
el canto sereno
con el que otros hablan
las grandes palabras
que a una se le ahuecan
como pájaros mojados
en la boca

durante años he visto hombres
que manejaban con premura el diccionario
y conocían el sentido exacto
de la palabra culpa

y les bastaba

pero a mí, que el vocablo se me enquista
y me cava el pecho como un descendimiento
todo me parece un vagar empedernido
por el líquido articular del dígase amor propio
dígase egoísmo
dígase umbral eterno entre las cosas.

Yo sólo busco callar el bisbiseo
alcanzar la paz de lo rotundo
hacer callar
al maldito perro
de la indefinición.

Y todo porque
tener un cuerpo limpio
requiere hacer hogar de la virtud
y no morar la periferia

y de ahí este
quemar con pavor los diccionarios
y exigir conocer, no ya el sentido:
el intervalo  la linde
la fina línea que separa
pongamos el amor del egoísmo
y su oscura simetría.

Mi congoja no es más que una forma cauta de certeza.



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