En
brazos de la noche
Está
ya oscurecida la hermosura;
los
árboles desnudos
se
mecen en la sombra,
y
un gran silencio vela suspendido.
En
brazos de la noche
se
guarda y perpetúa la promesa del día,
la
prometida plenitud del día
que
cumple en sólo prometerse
un
don que nos inclina,
y
nos fuerza, y nos basta.
De
noche la hermosura a solas habla;
a
solas en el aire solo
late
oculto el ardor de su promesa
sin
cesar renovada.
Y
a través de la noche,
desde
el oscuro fondo de su entraña,
nos
guía y acompaña
heridos
de esperanza, al nuevo día,
nuevamente
a cumplir bajo el sol nuevo
su
plenitud igual y suficiente
de
prometida nuestra sin fin, siempre la misma.
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