sábado, 20 de septiembre de 2014

SALVADOR DÍAZ MIRÓN


 

A M...

 
¿Detenerme? ¿Cejar? ¡Vana congoja!
La cabeza no manda al corazón.
Prohíbe al aquilón que alce la hoja,
no a la hoja que ceda al aquilón!

¡Cuando el torrente por los campos halla
de pronto un dique que le dice: atrás,
podrá saltar o desquiciar la valla
pero pararse o recular... jamás!

¿Por qué te adoro y a tus pies me arrastro?
¿Por qué se obstinan en volverse así
la aguja al norte, el heliotropo al astro,
la llama al cielo y mi esperanza a ti?

 

 

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