domingo, 13 de diciembre de 2015

ANDREA COTE



  
Huasipungo



Muchas veces arriban a la noche
enloquecidos por el opio de su sangre.
Otras, van insertándose como relámpagos
por una ráfaga de miedo
seguidos por una procesión de blancos
derramados en la arena.
Ahora serán ellos los esclavos
teñidos por su sangre
rasgándose la ropa
danzan gimiendo del lado de la hoguera
sus cabellos crepitantes
sus lenguas enroscadas entre llamas
la muerte ebria de venganza
reflejada desnuda en los puñales
una cabeza blanca entre los mares
partida a latigazos
ellos eyaculan sobre sus tumbas profanadas
regresan hasta sus lápidas abiertas
por una fiebre de cien años.



Del libro:  La Merienda

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