Reiteración
de las cosas
los
mismos ojos
los
mismos labios
el
mismo guiño
el
padecimiento no tiene medida
ni
las gratitudes del amor son cuantificables
somos
las mismas ecuaciones repetidas
nadie
en el acontecer de las cosas ve
como
sus gestos, sus labios, ese guiño
pudieran
ser los signos indescifrables
que
determinen cruzar el rubicón
o
tener tres divorcios
-ese
hombre tiene algo fascinante- dice la mujer
ese
algo, esa fascinación es la lectura anticipada
de
las señales repetidas en los signos invisibles
Sócrates
creía en los signos
la
mujer que murió de amor creía en los signos
don
Isidro el pescador conocía los signos de las aguas
y las
nubes
yo creo
en la perseverancia de las redes
en la
insolación del águila, en los vagones perdidos
en el
tren de los actos y circunstancias
en lo
no dicho
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