domingo, 29 de enero de 2017

ROSA IGLESIAS






Cuando caen los ángeles


"Morirse a tiempo es consolador
cuando van cayendo los ángeles..."

R.I



Y así es cómo van los ángeles cayendo,
como siglos y siglos de bondades abortadas.
Pero hay una luz de sensibilidad
que mientras transcurre, silba.
Yo me quisiera morir muy despacito a veces...
Como un pajarillo triste,
como un halo de vapor que se disipa
en su propia levedad
para ser causalidad del aire.
Pero es esta pesadez en el alma,
este plomo de gravedad y de sombra
el que va aceptando su nueva densidad
de piedra...
Si al menos pudiera alguien decirme
cuál es el peso exacto de la oscuridad
o el calibre de la nubes cuando sufren
penitencias de lastre y acero.
Perdonadme si me agobio
por tener que admitir, que la verdad
no es siempre una valentía útil,
que la he visto sangrar
en manos de iconoclastas obtusos,
que aunque la divisé gloriosa, elevándose
con vuelos arriesgados
también la vi caer, precipitándose inservible,
contra las terribles aristas de algún corazón de roca.
Pero ya no hay necesidad de llorar
inconsolables por ella
ni existe otra expectativa prioritaria
que la de aprender a asumir la libertad,
del mismo modo
que aun aprenden los niños
a colisionar con la muerte.






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